Una historia para reflexionar
Anita era una niña de 8 años de edad, ella era temerosa y siempre antes de salir de casa, como era de costumbre oraba a Dios.
Ella vivía cerca de su escuela y se iba caminando solita. Antes de salir, en una mañana cualquiera, ella oró a Dios para que la cuidara en el camino; salió de su casa muy contenta cuando de repente escuchó unos pasos muy fuerte atrás de ella, pero no volteaba su cabeza, no quería hacerle caso, pero cada vez esos pasos se oían más fuerte y cerca, entonces comenzó a tener miedo y volteó a ver y quién creen que era? ... era un señor muy feo y con cara de malo!
Anita se asustó, corrió y más adelante ese hombre extraño la alcanzó, pasó por su lado pero no le hizo nada. Anita corrió más rápido y luego se cansó, se sentó en unas escaleras de un edificio y el señor a lo lejos la seguía mirando más feo.
Entonces más adelante venía la policía, uno de ellos miró a Anita sentada, asustada y le preguntó: ¿qué te pasa niña? ¿Acaso haz visto a un señor de feo aspecto y cara de malo que roba chicos?, entonces Anita les dijo:- si lo mire y me dio miedo, pero a mí no me hizo nada y los policías dijeron que raro que no te robó. Miren, miren ahí va el señor, atrápenlo dijo el policía a sus compañeros, y Anita preguntó al policía oiga ¿me dejan preguntarle algo al señor? si, dijo el policía vamos, entonces Anita le dijo al Señor ''oiga señor si usted roba chicos, entonces ¿por qué no me robó a mí que andaba solita? y dijo el Señor: -¿tú solita? nooo, tú no estabas sola, un hombresote bien fuerte iba contigo y yo ni loco te iba a tocar, ese hombre me hubiera ganado en fuerza. Fue entonces que Anita dijo: - no cabe duda que ese era mi ángel guardián que Dios mandó para cuidarme, gracias Dios mío.
Tomado de: www.pcjovenes.com