lunes, 30 de septiembre de 2013

Lista roja, 15 Animales en vía de extinción

Lista roja,
15 Animales en vía de extinción 
(lo triste es que hay muchos más).

Observa el siguiente video  o revisa el siguiente enlace y resuelve la activity que aparece  debajo. Te dejará mucho para reflexionar.



http://www.youtube.com/watch?v=n_CWW1_yQGY

Buen día señoritas eco - lectoras:

Observen con atención el video que se presenta de los animales en vía de extinción y elaboren en su cuaderno lo siguiente:

1- Un collage con los 15 animales en peligro de extinción.

2- Elabora un cuadro en donde escojas 5 animales de los que aparecen en el video y escribe frente a cada uno:
 nombre del animal,   razón por la que se están extinguiendo  y cuántas especies quedan en la actualidad.

Debemos reflexionar y actuar de manera diferente, te invito a cuidar más nuestro planeta  y comparte este video con tus amigos cercanos y familiares.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Una familia grande para un nido pequeño

Una familia grande para un nido pequeño

Una familia grande 

para un nido pequeño


Una preciosa y fría tarde de otoño, una mamá pajarita y un papá pajarito se disponían a dormir a sus dos pichones bajo sus plumas calentitas, cuando todos escucharon a otro pajarito pequeño piando desesperadamente, de hambre y de frío.


El más listo de los pichoncitos se acurrucó con su mamá mientras le decía:

_ ¿Quién es ese que chilla tanto, mamá? Parece que no tiene nido como nosotros – preguntó el mayor y más fuerte de los hijitos.

_ Sí, – dijo el papá – se trata de un pajarito que se cayó del nido y está muy debilito y frío. Yo lo vi esta tarde cuando les traía comida a ustedes.

_ ¿Qué podemos hacer por él? – preguntó la mamá a su familia, y agregó: – Le podríamos dar albergue y comida, si pudiéramos subirlo hasta acá.

- No, mamá. ¡Déjalo ahí donde está! – dijo el pajarito más listo y fuerte – que si le das comida va a querer comérsela toda, y lo traes para acá arriba, él va a querer arrimarse a ti para estar más calentito. Entonces, ¿dónde podré ponerme yo? ¿Eh?.

- Sí, mamá; yo quiero que se calle, así es que baja tú y dale algo de comer, pero no lo traigas para acá, que este nido es muy pequeño y no cabe nadie más.

El papá pajarito, que escuchaba estas dos opiniones, de modo muy dulce se dirigió a sus dos hijos y les habló así, de esta forma que voy a contarles:

- Hijitos queridos: ese pajarito perdió a sus padres y tiene hambre. Su nido fue destruido por un señor muy malo que no se dio cuenta que él había quedado vivo. Aquí vosotros estáis bien alimentados y calentitos. Yo puedo ir a buscar al niño bueno que es mi amigo y que vive en aquella casa y puedo también hacerle comprender que tome al pajarito suavemente y lo suba hasta nuestro nido. Así lo podremos alimentar y darle calor.

- Eso mismo pienso yo- dijo la mamá.

- Entonces, si están de acuerdo ustedes dos, que son los que mandan, por ser la mamá y el papá, ¿por qué no lo han traído ya? – dijo el pajarito más listo.

- Porque yo quería que todos estuviéramos convencidos de la decisión que podríamos tomar. Debemos proteger a esa criatura que tiene frío y si viene para acá con nosotros, ¿no se dan cuenta que vamos a estar más apretaditos, y por tanto, tendremos mayor calor?

- ¿Y habrá comida para los tres? ¿para mi hermano, para el otro pajarito y para mí? – preguntó el más pequeño de los hijitos.

- ¡Claro que sí, mis tesoros! Habrá comida y calor para todos y seremos más felices por haber aliviado a una criatura que no tiene a nadie en este mundo.

Y, diciendo esto, la mamá pajarita, llena de ternura, dio sendos besos a sus hijos y otro a su esposo, quien, inmediatamente voló hacia la casa de su niño amigo, dando por hecho que sus hijos estaban convencidos del bien que harían, mientras seguían escuchando los gritos de su futuro huésped, cada vez más débiles.

Y cuentan que al día siguiente amanecieron todos, los tres pequeños pajaritos y sus padres, muy acurrucados en el centro del nido, llenos aún de la cena de la noche anterior y con caras de felicidad. Todavía quedaba espacio en el nido.  

Dra. Adania Guanche Martínez





domingo, 28 de julio de 2013



     Había una vez un conejo que se llamaba Serapio. Él vivía en lo más alto de una montaña con sus nietas Serafina y Séfora. Serapio era un conejo bueno y muy respetuoso con todos los animales de la montaña y por eso lo querían. Era muy sabio y viejo también, pero sus nietas eran diferentes, inventaban historias falsas de sus vecinos, no saludaban y les gustaba criticar a todos de muy mala manera. Serapio vivía avergonzado por ellas y siempre pedía disculpas por lo que ellas hacían con los demás. Cada vez que ellas salían a pasear, Serafina decía: “Pero mira que fea está esa oveja. Mira la nariz del toro” y su hermana respondía: -“Sí, mira que alto y deforme es ese animal". Y así se la pasaban criticando a los demás, todos los días.
   Un día, cansado el abuelo de la mala actitud de sus nietas, se le ocurrió una estrategia y dijo: “Vamos a practicar un juego en donde tendrá cada una un cuaderno. En él escribirán la palabra disculpas, cada vez que ofendan a alguien. Ganará la que escriba menos esta palabra, ¿de acuerdo? Las conejitas respondieron: -Sí abuelo”.

    Pasaron los días y cansadas de escribir, pensaron que era mejor respetar a los demás para no escribir tantas veces lo mismo. Resultó tan buena la estrategia, que llegó el momento en que Serapio tuvo que felicitar a ambas porque ya no tenían quejas de los vecinos. Luego, les pidió a las conejitas que borraran poco a poco todo lo escrito hasta que sus cuadernos quedaran como nuevos. Casi de inmediato, las conejitas se sintieron muy tristes porque vieron que era imposible que las hojas del cuaderno quedaran como antes. Así que buscaron a su abuelo y le contaron lo que había pasado y él les dijo:

 “Del mismo modo en que quedaron marcas en las hojas, quedan huellas en el corazón de una persona a la que le decimos cosas feas o tratamos de mala manera y por más que pidamos disculpas, las heridas serán imposibles de borrar. Por eso es mejor respetar a los demás así como queremos que nos respeten a nosotros”.

jueves, 20 de junio de 2013